El precio es por metro.
En interiores la luz de nuestras lámparas no suele llegar a cada mínimo rincón ni se refleja o brilla por sí sola. Sin embargo, cuando cultivamos cannabis y otro tipo de plantas en interior necesitamos que sea mucho más potente y efectiva que en situaciones habituales y que pueda aprovecharse al máximo, porque la luz que no llega hasta las plantas se está desperdiciando por completo. El papel Mylar cumple esa función: su capacidad reflectante hace que una habitación que haya sido forrada con este material esté hasta un 30% más iluminada que en una situación convencional y utilizando la misma electricidad.
Recomendamos usarlo para forrar invernaderos y armarios caseros, fabricados con estructuras metálicas o maderas. También sirve para forrar cubiertas de depósitos, contenedores hidropónicos de cultivo y otro tipo de materiales, ya que funciona como barrera impidiendo que pase la luz del otro lado.
Su principal característica es conseguir que se refleje hasta el 98% de la luz existente (sobre todo si es incandescente) sobre las plantas, haciendo que se aproveche la energía todo lo posible. Utilizar este material da muy buenos resultados, incluso más que utilizar papel de aluminio o pintura blanca mate, otras de las opciones que muchos cultivadores eligen.
Conseguir la máxima reflectividad (la fracción de radiación incidente reflejada por una superficie) y brillo gracias a este papel es sencillo. Para ello, las paredes deben estar lo más cerca posible del cultivo y la habitación debe permanecer cerrada. Es preferible que esas paredes donde vayas a colocarlo sean completamente lisas, sin pliegues ni arrugas ni curvas. Y muy importante, que el papel esté bien limpio para aprovechar al máximo su poder.
Por otro lado, el papel, además de reflejar mejor la luz, ayuda a contener el calor en el cuarto de cultivo, por lo que será importante tener un buen sistema de ventilación que se deshaga de los excesos de temperatura. Además, hay que asegurarse que entre él y la pared no ha quedado ninguna gran burbuja de aire que pudiera generar puntos calientes y reducir la reflectividad. Por eso, es necesario adherirlo a la pared con productos que no afecten a sus cualidades; se recomienda hacerlo con algún tipo de papel adhesivo, precinto o velcro, aunque también con grapas si se coloca sobre madera, lo que evitará que se despegue continuamente y le dará un acabado totalmente profesional.
También es un producto fácil de limpiar, si bien, seguramente, necesitará ser reemplazado a medida que las plantas crecen. Esto es importante, puesto que si sufre cualquier tipo de desperfecto (normal con el paso del tiempo) la reflectividad de la luz se reducirá drásticamente. Tener a mano un recambio será imprescindible.